Desmontando el crimen perfecto by Mayka Navarro

Desmontando el crimen perfecto by Mayka Navarro

autor:Mayka Navarro [Mayka Navarro]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: S2
ISBN: 9788417847180
editor: Alrevés
publicado: 2019-10-24T16:00:00+00:00


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- CAPÍTULO 19 -

LOS CALABOZOS

Burgo comunicó a Angi que había llegado el momento de regresar a comisaría.

—¿Qué pasará allí?

—Pues que haremos los trámites de ingreso en el área de custodia, los calabozos, donde pasará usted un par o tres de días.

—¿En los calabozos? ¿Qué me pongo?

—¿Cómo dice? —preguntó el sargento, atónito.

Lara intervino.

—Vamos a ver, la ropa que llevas está bien. Pero esas botas altas con ese tacón no te las van a dejar llevar. Ponte algo que abrigue, que en los calabozos hace frío en esta época. He visto que tenías unos zuecos de madera con borreguito por dentro. Con eso irás de maravilla y calentita —le dijo la policía, recuperando la complicidad con la ya detenida, aunque en realidad en su cabeza planificaba la venganza por el desprecio a sus zapatillas. La policía sabía perfectamente que en el área de custodia no le iban a dejar estar con aquellos zuecos.

Un par de mossos y el secretario judicial se quedaron en la vivienda esperando al novio de Angi, que ya había sido alertado y se dirigía al piso para recoger algo de ropa que tenía en la vivienda, donde prácticamente vivía desde hacía un tiempo. También había pedido permiso para sacar ropa y cosas de la hija de su novia, a la que quería y trataba como si fuera su padre. El piso iba a ser precintado por orden judicial y durante un tiempo no podrían acceder sin la autorización de la jueza.

María Ángeles Molina Fernández regresó a la parte trasera del vehículo policial, esta vez en calidad de detenida. Los investigadores determinaron que no era necesario esposarla. Tampoco colocar sobre la parte superior del coche la luz azul prioritaria, la sirena de toda la vida, porque el recorrido hasta la comisaría no iba a durar más de diez minutos.

—¿Está bien? —le preguntó Burgo, que iba al volante.

—¿A usted qué le parece?

El vehículo accedió a la comisaría por la entrada principal del parking en la Travessera de les Corts. Se detuvo unos segundos al inicio de la rampa y Burgo saludó por la ventanilla al policía de la garita. Levantó el pie del freno, pisó el embrague, cambió de marcha y descendió sin acelerar hasta la primera planta, maniobrando hasta detener el vehículo frente a la esclusa que daba acceso a la zona restringida, el área de custodia de detenidos. La esclusa se abría automáticamente tras accionar un botón. Burgo introdujo el coche en ese espacio, apagó el motor, y la esclusa se cerró.

Desde ese instante, cada gestión con la detenida estaba perfectamente protocolizada y registrada en un nuevo sistema de grabación que se había estrenado no hacía ni un mes a consecuencia de una grave crisis sufrida en los Mossos d’Esquadra tras un incidente con un detenido que acaeció en esas mismas dependencias de Les Corts. Por aquel entonces, el conseller de Interior Joan Saura había aceptado la propuesta del director de la policía, Rafael Olmos, de instalar sin avisar una cámara en el cuarto en el que se cacheaba a los detenidos antes de ingresar en los calabozos.



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